El pedagogo y filósofo brasileño revolucionó la educación promoviendo el diálogo y la reflexión entre educador y educando. En Pedagogía del oprimido, defendió una educación liberadora que fomenta la conciencia crítica. El Doctor en Educación, Fabián Otero, destaca la permanencia de su pensamiento, su integración de teorías diversas y el respeto hacia los saberes de los sectores populares, clave en la pedagogía actual.
Freire hoy
- La permanencia del pensamiento de Paulo Freire tiene que ver hoy con el rescate de tres elementos que siguen vigentes, a pesar de los discursos del “fin de las utopías” y del “fin de la pedagogía” como movimiento utópico y esperanzador.
En primer lugar, es importante rescatar el pensamiento situado y contextualizado en una América Latina sufriente del pedagogo y filósofo brasileño, que nos remite a prácticas de enseñanza siempre sociales e históricas, que dialogan con la época, la cultura y los sujetos contemporáneos.
Un segundo planteo, es la capacidad que tuvo Freire para aunar categorías teóricas desde diferentes perspectivas en las décadas de 1960 y 1970, y para generar un marco teórico propio con esas herramientas conceptuales. Hoy esto nos desafía en medio de las teorías de la complejidad, el azar y el caos, para abrevar de distintas herramientas conceptuales que pueden ayudarnos a entender este tiempo complejo.
Y el tercer punto, fundamental por la desigualdad en Latinoamérica, es el respeto hacia los sectores populares, portadores de saberes y culturas, muchas de ellas ancestrales. Esto implica pensar propuestas pedagógico-didácticas fuertemente aterrizadas a esa realidad y hacer de la escuela para los sectores populares la mejor escuela posible. Por otro lado, para quienes no trabajan con sectores populares hoy, esto plantea el desafío de construir justicia curricular trayendo al aula las voces silenciadas y olvidadas que hoy no aparecen en el dispositivo curricular.
